Quizás sea una impresión errónea mía pero... ¿Últimamente no salen demasiado los políticos en televisión? Cuando no hay un Tengo una pregunta para usted, tenemos un insípido cara a cara y si no, un debate multitudinario entre un montón de candidatos con rimbombantes acentos periféricos.
Y eso sin contar cuando Zapatero comparece en el claustrofóbico plató de “Informativos” Telecinco para contestar las banales preguntas de esa cabeza adherida a un tronco conocida como Pedro Piqueras; ni cuando Rajoy hace lo propio en Antena 3, para charlar con esa mujer con permanente cara de mala hostia que creo que dirige los infoespectáculos de dicha cadena.
Y tampoco olvidemos cuando, en temporada electoral baja, se pasan por el saloncito de Ana Rosa, para que las amas de casa de todas las españas tengan la oportunidad de desarrollar, de manera aleatoria, sus filias políticas.
Si en estas comparecencias catódicas los gerifaltes políticos se mojaran o se atrevieran a responder con claridad a las cuestiones más o menos comprometidas que les plantean, estas apariciones estelares aún tendrían algún interés...
Sin embargo, asomarse a la caja tonta para soltar el discurso de perfil bajo de siempre, los consabidos reproches pueriles a los adversarios (y, sin embargo, amigos) y repetir los clichés fabricados por sus gabinetes de prensa, ¿no puede provocar que la población se aburra y desinterese todavía más por la cosa pública? Después de tantos años con sequía política en televisión, ¿vamos a empacharnos ahora con tantísimas entrevistas y tertulias versando sobre este asunto?
Y eso sin contar cuando Zapatero comparece en el claustrofóbico plató de “Informativos” Telecinco para contestar las banales preguntas de esa cabeza adherida a un tronco conocida como Pedro Piqueras; ni cuando Rajoy hace lo propio en Antena 3, para charlar con esa mujer con permanente cara de mala hostia que creo que dirige los infoespectáculos de dicha cadena.
Y tampoco olvidemos cuando, en temporada electoral baja, se pasan por el saloncito de Ana Rosa, para que las amas de casa de todas las españas tengan la oportunidad de desarrollar, de manera aleatoria, sus filias políticas.
Si en estas comparecencias catódicas los gerifaltes políticos se mojaran o se atrevieran a responder con claridad a las cuestiones más o menos comprometidas que les plantean, estas apariciones estelares aún tendrían algún interés...
Sin embargo, asomarse a la caja tonta para soltar el discurso de perfil bajo de siempre, los consabidos reproches pueriles a los adversarios (y, sin embargo, amigos) y repetir los clichés fabricados por sus gabinetes de prensa, ¿no puede provocar que la población se aburra y desinterese todavía más por la cosa pública? Después de tantos años con sequía política en televisión, ¿vamos a empacharnos ahora con tantísimas entrevistas y tertulias versando sobre este asunto?
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