viernes, 26 de junio de 2009

Los pedos de Concha García Campoy empiezan a oler

Dado que esta semana han comenzado mis vacaciones veraniegas, he tenido la oportunidad de reencontrarme con mi adorado Arturo González, el cual se ha despedido por esta temporada del programa Las mañanas de Cuatro.

Este reencuentro me ha servido para constatar lo que venía sospechando desde hacía un tiempo: que el programa de la finísima Concha García Campoy -el cual comenzó siendo una versión sosa y urbana de El programa de Ana Rosa- se ha convertido en un vertedero digno de cualquier cadena ítaloespañola.

Me da la impresión que el caso de Marta del Castillo ha acelerado todo el proceso y, actualmente, es el contenido estrella del magacín. Según la Campoy, cada mañana hay alguna novedad y, por tanto, alguna conexión con la casa de Marta. En dicha conexión, nos brindarán la posibilidad de contemplar el demacrado rostro de la madre de la desaparecida, mientras ésta, a su vez, observa algún vídeo, narrado con voz tremebunda, sobre los detalles escabrosos del asesinato de su hija. Si cae alguna lagrimilla, mejor que mejor.

El seguimiento de este caso se ve aderezado por amables reportajes al estilo de Callejeros sobre la Cañada Real y el tráfico de drogas, el barrio de las 3.000 viviendas y el tráfico de drogas, los adolescentes y el tráfico de drogas, etcétera. Gracias a la labor de investigación de los reporteros del programa podemos sentarnos a la mesa a la hora de comer, viendo cómo una prostituta callejera, con sus turgentes pechos al aire, detalla su tarifa de precios o cómo un yonqui se fuma la heroína que compró en el reportaje del día anterior.

Todo esto sin que Concha García Campoy pierda la compostura y ese rictus de profesora de literatura de instituto que posee. Es lo que tiene trabajar en PRISA, que le da a uno prestancia.

3 comentarios:

  1. que razon tienes! no se por que no abolimos o hackeamos o simplemente eliminamos la tv de nuestras vidas...

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  2. Eyacula en mi ano, perra

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