sábado, 15 de octubre de 2016

Atención al cliente



Trabajar en la oficina de atención al cliente de MetroValencia debe de ser exasperante. Hoy me he visto obligado a realizar una gestión en dicha oficina y he tenido que presenciar cómo un par de garrulos enajenaban al empleado de turno.

El primero de ellos se trataba de un gritón en chándal que había conseguido destrozar el chip de su abono en tan solo cuatro días. El tipo no ha llegado a montar una escena pero se dedicaba a quejarse estúpidamente en busca del apoyo del resto de clientes: una pareja de postadolescentes porreros y servidor.

La susodicha pareja estaba compuesta por dos especímenes prototípicos de “ninis” fumadores de hachís que se han dedicado a elucubrar en voz alta acerca de los objetos de la oficina que podrían sustraer. Por lo visto tenían a un tío “en Picassent” y uno de ellos quería visitarlo mientras que el otro no parecía muy convencido… Me pregunto quién de los dos se habrá impuesto. Desgraciadamente, iban detrás de mí, así que no he podido deleitarme con el problema que les forzaba a acudir a la oficina de atención al cliente.

Para colmo, al subir al tren he coincidido con un grupo de chavales equipados con unos potentes altavoces que nos han deleitado con una horrible batalla de gallos que versaba acerca de los grandes problemas que amargan la vida a un joven de 16 años.

He acabado planteándome si no debería comprarme un coche y abandonar el transporte público. 

PD: Hoy he recordado que tenía un blog.

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